Denuncia, nos dicen. Habla. No te calles. Pero, ¿qué pasa después de que hablemos?, ¿qué pasa después de la queja, de acudir a las instituciones? Al menos dos mujeres se atrevieron en julio a utilizar el canal confidencial de denuncia que el PSOE puso en marcha después de que elDiario.es informara de las quejas de varias mujeres sobre los comportamientos machistas e inadecuados de Paco Salazar, que estaba a punto de ser designado como secretario de Organización en la nueva ejecutiva. Utilizaron ese canal a pesar, según dijeron, de tener miedo a represalias, tanto como para enviar esa queja desde una ciudad y un ordenador diferente. No era para menos, Salazar era un hombre con poder y él mismo hacía ostentación de su capacidad de influencia en el partido y en Moncloa. 

Cinco meses después, sus denuncias no solo no habían sido investigadas, sino que habían desaparecido misteriosamente del sistema. El día que este periódico preguntó por ellas fue también el día en el que, muy oportunamente, Salazar pidió su baja como militante ( en julio ya había dejado todos sus cargos ). Esa baja le dio la coartada al PSOE para su primera versión de los hechos: admitían falta de diligencia y decían que la investigación no podría llevarse adelante porque Salazar ya no era militante. Este lunes, esa versión había cambiado : la desaparición de las denuncias se debía a una saturación informática y la investigación seguiría adelante.