Es por la “tentación de existir” que subo a un avión rumbo a París. La retrospectiva de Gerhard Richter es la coartada: voy a reenfocar la mirada gracias a su pintura, que con su fricción entre nitidez y borrado hace desconfiar de lo evidente. La expresión del título la tomo de Cioran, filósofo rumano que, expatriado allí, eligió el francés para escribir sobre la extrañeza de vivir. Viajo con Manía epistolar (Taurus), un volumen que reúne sus cartas entre 1930 y 1991. En ellas aparece sin máscara: un hombre que fracasa, duda, renuncia, piensa demasiado y, aun así, sigue adelante, impulsado por su “vértigo interior”. Incluso en los momentos de tedio –cuando habla de la melancolía del fracaso– late en él una forma de persistencia, una energía que no aspira a nada grandioso, pero que lo man

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