La fragilidad del sistema de protección en Chernóbil volvió a encender alertas internacionales luego de que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmara que la estructura que cubre el reactor accidentado ha dejado de cumplir funciones esenciales de seguridad desde los ataques rusos de febrero. El organismo reconoció que, aunque no hay daños permanentes, el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC) ya no garantiza su capacidad de confinamiento, un golpe delicado para uno de los sitios más vigilados del planeta.
La inspección reciente del OIEA reveló que los sistemas de monitoreo siguen operando, pero la integridad funcional del recubrimiento quedó comprometida tras el impacto de drones explosivos. El ataque no provocó fugas radiactivas, pero sí afectó elementos clave del armazón

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