LA VIOLENCIA de género en Colombia se ha convertido en una problemática social y de salud pública que viene en aumento. En la conversación pública, la mayoría de los casos que se visibilizan están relacionados con mujeres víctimas de agresión, lo cual responde en parte a las brechas históricas de desigualdad, a la gravedad de los feminicidios y a los esfuerzos institucionales para protegerlas. Sin embargo, este énfasis también ha generado un vacío: se habla poco de los hombres que sufren violencia de género, de sus experiencias, de los silencios que cargan y del peso cultural que condiciona su capacidad para pedir ayuda.

Pocas cifras se conocen frente a esta problemática. En Bogotá, gracias al último informe publicado por la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia con corte a sept

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