La crisis abierta por la tragedia, en la que han muerto 159 personas, pone en alerta a Pekín frente a “elementos antichinos”
Patrick Liu, de 36 años, estaba durmiendo el miércoles 26 de noviembre cuando un vecino llamó a la puerta de casa: el edificio de al lado estaba en llamas. Eran cerca de las 15.15 (hora local). Él y sus padres, con los que vive desde que nació en uno de los edificios de Wang Fuk Court que ardieron en el megaincendio de Hong Kong, abandonaron a toda velocidad su departamento en la quinta planta. Once días después, con un balance de 159 muertos y 79 heridos, los tres se encuentran a las puertas de la escuela secundaria Heng Kwei, a un cuarto de hora de las torres calcinadas. Han venido desde la vivienda de realojo proporcionada por el Gobierno. Y acaban de votar en la

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