La plaza del Palacio Municipal, hoy Museo de Antioquia, estaba repleta de gente que intentaban estirarse sobre la punta de sus pies para ver al maestro Pedro Nel Gómez pintando en vivo. Entre la multitud estaba la pequeña Débora Arango con su amiga Luz Hernández. Como pudieron se encaramaron en unos andamios y consiguieron tener la altura suficiente para poder ver al artista en su labor.
Cuando Débora se acomodó en el andamio no solo vio a Pedro Nel Gómez, vio a toda la muchedumbre que desde las alturas parecían una plaga de hormigas que se amontonaban una sobre otra para llegar al escenario donde estaba el artista. En ese momento, Débora supo que ese era el arte que ella quería hacer. No estaba interesada en que sus brochazos retrataran el poder o lo bello, ella quería pintar gente com

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