Vladímir Putin tiene una nieta que habla mandarín con fluidez. Lo ha aprendido de su niñera, que es china.

El presidente ruso reveló este dato familiar hace unos meses, en una charla con periodistas. Toda una anomalía: Putin es muy celoso de su vida privada; ni siquiera se sabe con certeza cuántos hijos suma, o quién es su pareja. Pero si de algo le encanta presumir es de sus lazos con China. Unas relaciones que ahora se hallan en un nivel “sin precedentes”, como aseguró el propio mandatario el pasado septiembre, durante su última visita oficial a Pekín para reunirse con Xi Jinping .

En aquel encuentro, los dos autócratas escenificaron una vez más su voluntad de definir un nuevo orden mundial, menos sujeto a los intereses del Occidente liberal. “China está dispuesta a trabajar con Rusi

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