A las 12:57 del viernes 21 de noviembre, la campana de la escuela sonó por última vez. A las afueras, los padres esperaban expectantes la salida de sus retoños. Pero, en vez de toparse con una romería de muchachos contentos y alegres por un año más culminado, lo que se encontraron fue una procesión de niños apesadumbrados y llorosos. ¿El motivo de su tristeza? Que sin quererlo, se convirtieron en los últimos alumnos de las escuelas Malta y Pilsen a raíz de su cierre definitivo tras casi 67 años de historia, en los que se formaron casi 11.000 estudiantes de Itagüí y otros rincones del sur.

De a grupos fueron saliendo los niños, con sus ropas pintadas y sucias tras el trajín propio del día de fiesta con el que se buscaba cerrar ese último año escolar. Sin embargo, sus caras eran tristes y e

See Full Page