Cuando las noches se alargan y el frío cala los huesos, nada mejor que un buen relato al calor del hogar. Cantabria, tierra de montañas, bosques y niebla, es también territorio de mitos y leyendas . Historias transmitidas de generación en generación que hoy siguen vivas en la memoria colectiva y que cobran aún más fuerza en el invierno, cuando la oscuridad invita a imaginar.
El Ojáncano: el ogro del bosque cántabro
Uno de los personajes más emblemáticos de la mitología cántabra es el Ojáncano , un gigante de un solo ojo , de fuerza descomunal, barba enmarañada y actitud feroz. Se dice que habita en lo más profundo de los montes, custodiando cuevas y caminos. En las noches cerradas de invierno, los más viejos del lugar aún advierten: "No salgas solo al bosque, que el Ojáncano ronda" .
Esta figura, comparable al cíclope griego, representa el lado salvaje de la naturaleza , ese que en invierno se vuelve más imponente y misterioso.
Las Anjanas: hadas que protegen y sanan
En contraposición al Ojáncano, las Anjanas son seres de luz. Hadas bondadosas, bellas y sabias , que ayudan a los viajeros perdidos, cuidan los bosques y castigan a los malvados. Se dice que aparecen especialmente en noches mágicas como la de Nochebuena o la del Solsticio de invierno .
Vestidas con túnicas blancas y coronas de flores, las Anjanas son el símbolo de la esperanza, la generosidad y el bien. En ciertos pueblos, aún se cuentan casos de quien asegura haber visto una en plena nevada, dejando huellas diminutas sobre la escarcha.
El Trenti y los duendes del bosque
El Trenti es un pequeño duende travieso, cubierto de musgo, hojas y raíces. Vive entre los árboles y se divierte gastando bromas a los caminantes: mueve señales, esconde objetos o susurra desde la espesura . Aunque no es peligroso, sí es escurridizo, y dicen que solo se deja ver por los niños o por quien lleva un corazón limpio.
En las tardes nubladas de diciembre, los cuentos del Trenti entretienen a niños y mayores, especialmente cuando se apagan las luces y solo queda el sonido del viento.
El Cuélebre: dragones entre montañas
Otra criatura legendaria de la mitología cántabra es el Cuélebre , una especie de dragón o serpiente alada , que habita en cuevas profundas y guarda tesoros o doncellas encantadas. Se le representa como un ser antiguo, casi eterno, que solo puede ser derrotado con inteligencia y valor.
En los pueblos de montaña, como Tresviso o Bejes, aún se narran historias de estos seres que custodian las riquezas de la tierra y que, en noches de tormenta, vuelan entre los riscos soltando fuego por la boca.
Las noches de filandón
Antiguamente, en las aldeas cántabras, el invierno era tiempo de filandones : reuniones al calor del fuego donde se hilaba lana, se comía pan con leche caliente y, sobre todo, se contaban historias . Muchas de estas leyendas nacieron en esas veladas, donde la imaginación tejía mundos paralelos con las sombras de las llamas.
Hoy, algunos municipios recuperan esa tradición con cuentacuentos, recitales o noches temáticas en centros culturales o posadas rurales. Una forma mágica de revivir la tradición oral y compartir el poder de la palabra.
Cantabria es una tierra donde el paisaje y la leyenda se funden. Cada cueva, bosque o peña tiene su historia . Y en diciembre, cuando la niebla se arrastra por los valles y la noche llega temprano, esos cuentos parecen más reales que nunca.

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