Max Verstappen terminó la temporada 2025 de Fórmula 1 con una mezcla de orgullo, frustración y rabia contenida . A pesar de haber ganado ocho Grandes Premios —más que cualquier otro piloto este año—, el título del mundo fue para Lando Norris , que se impuso por apenas dos puntos de diferencia . La victoria del neerlandés en el Gran Premio de Abu Dhabi , donde dominó desde la pole hasta la bandera a cuadros, no fue suficiente para revertir el desenlace del campeonato.

En la rueda de prensa posterior a la carrera, la tensión con la prensa volvió a aflorar. A Max se le preguntó por dos episodios claves del año: su error en Barcelona , donde chocó con George Russell tras un intento de adelantamiento forzado, y el incidente en Austria , cuando Andrea Kimi Antonelli lo sacó de carrera en la primera vuelta. La reacción del piloto de Red Bull fue tan contundente como habitual en él:  «Olvidáis todo lo que pasó en la temporada. Lo único que repites es lo de Barcelona. Sabía que lo harías. Y me pones esa sonrisa estúpida» , espetó con el rostro serio y el tono claramente molesto. Verstappen estalló , como pocas veces en los últimos años, dejando claro que no tiene paciencia para las críticas selectivas que, según él, omiten todo su esfuerzo a lo largo del año.

Un campeonato perdido por detalles

Verstappen no negó que hubo momentos que pudieron cambiar la historia. En Barcelona , una maniobra agresiva y una posterior sanción lo relegaron al décimo puesto. En Austria , el toque de Antonelli lo dejó fuera de combate sin haber completado siquiera una vuelta. Dos carreras —y más de 20 puntos perdidos — que, vistos en retrospectiva, fueron decisivos para el desenlace del campeonato .

Sin embargo, lejos de lamentarse, el tres veces campeón (2021–2024) defendió su rendimiento:  «Maximizamos el coche en cada circuito. Nunca bajé los brazos. Hicimos una temporada sólida con un coche que no era el más fuerte» , aseguró. Y no le falta razón: el RB21 fue claramente inferior al McLaren MCL39 , sobre todo en la segunda mitad del año. Mientras Norris y Piastri sumaban podios con regularidad, Verstappen tuvo que pelear contra todo, incluso contra su propio coche en ciertos momentos.

Orgullo, pero también espinas clavadas

El neerlandés se mostró orgulloso de su esfuerzo , pero no escondió su desagrado por la narrativa mediática . Según él, la prensa —especialmente la británica— lleva años centrando su atención en sus errores o polémicas, mientras magnifica cualquier logro de los pilotos ingleses. « Hay un lobby clarísimo. Siempre ha sido así y no va a cambiar. Pero yo sigo ganando », afirmó en privado, según fuentes del paddock.

A pesar de no conquistar su quinto título consecutivo , Verstappen no se fue abatido. Al contrario, mostró esa mezcla de ambición y determinación que lo ha caracterizado desde sus inicios. Su equipo, Red Bull, también cerró filas: Gianpiero Lambiase , su inseparable ingeniero, le dijo por radio tras la carrera:  «El niño se hizo mayor. Estamos orgullosos de ti» .

Reflexión final y aviso para 2026

Lejos de excusarse, Max aceptó que la F1 no se define por una sola carrera , pero volvió a apuntar hacia McLaren:  «Recibieron muchos regalos anticipados de Navidad. Es una pregunta que también se puede hacer...» , dijo con ironía, refiriéndose a ciertas decisiones estratégicas y situaciones en pista que favorecieron a Norris a lo largo del año.

Aun así, no restó mérito al nuevo campeón: «Lando ha hecho un gran año. No fue fácil ganarle. Él y McLaren lo han hecho mejor en momentos clave» . Pero dejó claro que el objetivo sigue intacto: volver a lo más alto en 2026 , con un coche mejorado, una mentalidad más templada... y la misma hambre de siempre.