No tiene nada que demostrar Raphael a estas alturas de la película, al menos en su faceta artística. Pero con su concierto de este domingo en el Movistar Arena madrileño se diría que al de Linares le tocaba volver a probar, una vez más, que ni la salud ni la edad han podido por ahora con uno de los nombres fundamentales de nuestra música. Son casi 70 años de carrera y varias resurrecciones las que acumula a sus espaldas, pero queda mucho del chaval que debutó a finales de los años 50 en el ya octogenario que se sigue subiendo a los escenarios con un brío casi sobrehumano. Su seña de identidad, la voz, continúa ahí, prácticamente intacta, y el carisma, con el histrionismo algo limado por los años, todavía es capaz de hacer vibrar al público como lo ha hecho siempre.
El pasado junio e

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