¿Puede un simple hábito cotidiano marcar la diferencia entre una vida más corta y otra más plena? Según recientes investigaciones de reconocidos científicos en el campo de la longevidad , la respuesta es sí. David Sinclair, experto en longevidad, adoptó este enfoque como parte de un experimento personal.

La ciencia detrás de la longevidad

El genetista de Harvard David Sinclair sostiene que espaciar las comidas y practicar ayunos intermitentes activa mecanismos de reparación celular que prolongan la esperanza de vida.

Este “estrés positivo” estimula procesos como la autofagia, donde las células eliminan componentes dañados, favoreciendo la salud y la resiliencia del organismo.

Hábitos simples que prolongan la vida

Otros hábitos complementan esta visión que, combinados, pue

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