Se suele argumentar que las razones que provocan que los ciudadanos modifiquen su voto, se abstengan o voten en blanco tienen que ver casi siempre con la economía, con lo material. Los diagnósticos centrados en desentrañar por qué un ciudadano cambia su voto o deja de votar no suelen prestar atención al hecho de que este cambio se produce cuando se toma conciencia de que los partidos políticos ya no sirven al bien común porque no actúan.

Dicho de otro modo, no es la situación económica española –que es buena– la principal razón de rechazo a la política, sino la constatación de que la política española lleva años atrapada en un estancamiento que provoca que no avance nada. El progreso es nulo; la crispación política se ha convertido en rutina y existe una sensación extendida de que se esta

See Full Page