Barcelona es una ciudad que recibe al año 15 millones de turistas. Esta es una de las fuentes de ingresos más importantes de la ciudad -solo con la tasa turística el Ayuntamiento recauda 100 millones de euros anuales-, pero también es una fuente de tensiones entre los vecinos, la mayoría de ellos, originados por comportamientos incívicos. La nueva Ordenanza de Civismo del consistorio, se ha puesto manos a la obra para frenar esos comportamientos endureciendo las sanciones.

Pero esa medida solo afecta a los que viven en Barcelona, ya que los turistas son conscientes de que difícilmente se verán obligados a abonar una multa cuando vuelven a sus países de origen a miles de kilómetros. Esto genera una sensación de impunidad que agrava el mal comportamiento de los que vienen a visitar la capit

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