“La raíz escondida no pide premio alguno por llenar de frutos las ramas”

(Rabindranath Tagore)

Hoy en día denominamos tener empatía a la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de la otra persona. Y al hacerlo, tomamos conciencia de lo que le pasa y de lo que necesita. Pero ser empática sin más, sin acción posterior, es como tener hambre y no comer pudiéndolo hacer. Con empatía comprendemos mejor las emociones y sentimientos de las demás personas, llevándonos a una mejor resolución de los conflictos. La empatía por sí sola es poca cosa, requiere que lo que vemos y sentimos en los demás nos mueva, nos revuelva y nos haga actuar.

Podemos llegar a actuar por compasión, ese sentimiento de pena, ternura e identificación ante el sufrimiento de la otra persona, y que esta nos lleve o bien a

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