El autor de los libretos de las películas de Ken Loach y pareja de la directora española Icíar Bollaín habla con elDiario.es sobre su detención y la connivencia de los gobiernos occidentales en lo ocurrido

Detienen varias horas al guionista Paul Laverty, acusado de terrorismo por su apoyo a la organización Palestine Action

Paul Laverty es uno de los guionistas que mejor han retratado los problemas de Europa y, concretamente, de Reino Unido. Lo ha hecho en los libretos que ha escrito junto a Ken Loach como Mi nombre es Joe o Yo, Daniel Blake. También ha mirado a España, tierra que conoce por su pareja, la cineasta Icíar Bollaín, y para la que ha escrito filmes como El Olivo. La dupla Laverty-Loach no es solo cinematográfica. Su mirada que cuestiona el poder, el racismo y la desigualdad siempre ha traspasado la pantalla hasta las calles. Siempre se posicionan, hablan alto y claro y no temen las consecuencias.

La posición de ambos ante las barbaridades cometidas por Israel en Palestina ha sido clara desde el primer momento. Han condenado el genocidio y han pedido a los gobiernos occidentales que actúen para evitar que siga muriendo gente delante de nuestras narices. Cada festival al que acuden, cada manifestación a la que van, es el momento para coger el micrófono y repetirlo.

En una de las últimas manifestaciones, en Edimburgo, el guionista escocés fue detenido durante varias horas por llevar una camiseta condenando el genocidio. La policía le ha acusado de un delito de terrorismo porque considera que el lema de la camiseta “Genocide in Palestine, time to take Action” era un apoyo a la asociación Palestine Action que el gobierno británico califica como terrorista y que escritoras como Sally Rooney han defendido abiertamente. Pocos días después de la detención, Paul Laverty atiende a elDiario.es y explica lo ocurrido. Lo hace subrayando el apoyo de la gente en España, un país con el que siente un vínculo especial.

¿Cómo se encuentra tras todo lo ocurrido?

Estoy bien. Es todo un poco surrealista. En un momento llevas una camiseta que dice ‘Genocidio en Palestina. Es hora de actuar’, y al siguiente te encuentras acusado de un delito de terrorismo, que es algo muy grave y tiene posibles consecuencias muy serias. El genocidio en Palestina ha sido demostrado por Amnistía Internacional, por tres organismos de la ONU, por Médicos Sin Fronteras, el informe de Derechos Humanos, Forensic Architecture y muchas otras organizaciones. Y es la hora de actuar. Es una obligación bajo la Convención sobre el Genocidio que entró en vigor en 1951 y que cientos de países firmaron, incluyendo Gran Bretaña. El artículo 1 dice que existe la obligación de prevenir y castigar el genocidio. Y el artículo 3, que es muy interesante, dice que existe la obligación de no estar en connivencia con el genocidio, directa o indirectamente, por no tomar medidas. Así que, cada palabra de lo que decía esa camiseta es totalmente justificable.

¿Ellos qué dicen?

Su argumento es que estoy mostrando mi apoyo a una organización llamada Palestine Action, que ha sido proscrita y considerada una organización terrorista. No entraré en detalles porque habrá juicio, pero es muy preocupante. Amnistía Internacional y muchos otros juristas han dicho que este es un precedente muy peligroso para la democracia y el derecho a la protesta. Durante generaciones la gente ha desafiado la ley y la ha quebrantado, y han tenido que afrontar las consecuencias. Pero equiparar la protesta con el terrorismo cuando no hay intención de causar daño, matar, herir o secuestrar, extiende el concepto de terrorismo de una manera muy peligrosa. Así que creo que lo que ha ocurrido plantea preguntas muy importantes sobre el derecho a la protesta y también sobre cómo nuestra democracia se está vulnerando poco a poco.

¿Cómo vivió ese momento?, ¿qué le dijeron antes de arrestarle?

Fue como una comedia negra, para ser honesto. Dijeron: “Ven a hablar con nosotros”. Y yo pregunté: “¿Me están arrestando, por qué?”. Y me dijeron: “Ven a hablar con nosotros”. No hablaron conmigo. No me dijeron de qué me acusaban. No dijeron que me estaban arrestando. Y seguí preguntándoles: “¿Me están arrestando por llevar esta camiseta?”. Y no me respondieron. Me sacaron a rastras y me metieron en la parte trasera de una camioneta policial. Luego me esposaron, como muestra el video. Me llevaron a la comisaría, y allí me acusaron de obstrucción al arresto, algo que cuestiono. Me acusaron de violar el artículo 12 de la Ley de Terrorismo del año 2000, que conlleva una posible pena de prisión de seis meses y una multa. Me acusan de terrorismo. Lo cuestioné y revisé la camiseta, las palabras de la camiseta, y les dije lo mismo que te he dicho antes sobre las palabras que pone. Fue un día un poco surrealista. Me registraron a fondo, me hicieron una muestra de ADN… Es un cargo muy, muy, muy serio. Y si te condenan por terrorismo, tiene consecuencias en tus viajes y en otros aspectos de tu vida.

¿Ha recibido alguna llamada o algún apoyo de políticos de su país?

Yo no esperaba que esto se viralizara tanto, y mucha gente se ha puesto en contacto conmigo ofreciéndome su apoyo, lo cual ha sido abrumador, la verdad. Es casi imposible responder a todos, pero las muestras de apoyo han sido muy conmovedoras, muy gratificantes. Estoy profundamente agradecido a todos, y en particular el apoyo de España. Ha sido… Me ha conmovido mucho y me ha honrado mucho, porque mucha gente se ha puesto en contacto conmigo, viejos amigos y contactos, pero también escritores, directores, productores, e incluso el Festival de Cine de San Sebastián me ha enviado un mensaje encantador.

Mi detención es un precedente muy peligroso para la democracia y el derecho de protesta

Así que, a través de ti, me gustaría dirigirme a la gente común y decirles que muchas gracias. Creo que esto demuestra que, en la calle, la gente está tan consternada como yo por la barbarie y el genocidio que está ocurriendo ante nuestros ojos. La gente siente una verdadera frustración. Tengo entendido, por parte de muy buenos periodistas españoles, que vuestro gobierno ha emitido importantes declaraciones contra Israel, pero también que todavía se envían armas desde España, y eso es realmente vergonzoso. Absolutamente vergonzoso. Deben asegurarse de que sus acciones estén en consonancia con sus condenas, porque si permiten la exportación de armas, eso es connivencia con el genocidio y también una gran hipocresía. Así que tienen que parar eso.

¿Hay un componente racial en lo que está ocurriendo? Uno piensa en la reacción de los gobiernos occidentales tras la invasión de Rusia a Ucrania y es completamente diferente.

Sí. La hipocresía total y absoluta es evidente. Obviamente, las vidas palestinas se consideran insignificantes y eso es de un racismo profundo. Es algo que también se ve en el lenguaje de los líderes israelíes cuando les llaman animales. Ese es siempre el primer paso hacia el genocidio. Lo que es muy interesante es que hay estudiosos israelíes del Holocausto que están diciendo abiertamente que esto es un genocidio. La siguiente etapa del genocidio es negarlo. Así que tenemos una obligación urgente de actuar ahora con todas las fuerzas posibles.

¿Cree que el genocidio en Gaza está mostrando la peor versión de muchos gobiernos occidentales?

Absolutamente. No creo haber visto nada igual en mi vida. Me alegra mucho que hayas hecho esa pregunta. Mira, el ministro de finanzas del gobierno de Netanyahu desde 2019 a 2022, Smotrich, que ha estado en el corazón del gabinete, tomando las decisiones más importantes, dijo y cito textualmente: “Estamos dejando Gaza como un montón de escombros. Es una destrucción total”. Esto no tiene precedentes. Es absolutamente escalofriante, porque no solo están cometiendo un genocidio ante nuestros ojos, sino que se están burlando del mundo con su impunidad.

Esto es así. Y nadie les detiene. Cuentan con el total respaldo de EEUU, les están dando 22.000 millones, y los países europeos siguen sin ejercer suficiente presión sobre Netanyahu y su gobierno. Los gobiernos occidentales, claramente EEUU, pero en particular nuestro gobierno en el Reino Unido, están en connivencia con el genocidio. Por eso creo que esas palabras de Smotrich resuenan en mis oídos estos días de terrorífica barbarie, cada mañana cuando escucho el número de personas asesinadas en las últimas 24 horas. Es imperdonable, pero creo que la conciencia está en las calles, lo que me lleva de nuevo a la importancia de proteger nuestro espacio para protestar.