
Un estudio coordinado por la Universitat Autònoma de Barcelona y la Universidad de Ruhr (Alemania) ha conseguido descifrar las señales electrofisiológicas del cerebro que explican por qué olvidamos ciertos recuerdos negativos o desagradables.
A través de un experimento con ratones, pudieron observar una relación entre ciertas oscilaciones de señales registradas en la amígdala y el hipocampo con el aprendizaje y la extinción de recuerdos en respuesta al miedo. Tras afianzar estas relaciones, las han podido trasladar al cerebro humano. El resultado del estudio, que se ha publicado en la revista Nature Human Behaviour , puede mejorar las terapias contra el estrés postraumático y la ansiedad.
El equipo ha utilizado la técnica del Análisis de Similitud Representacional, que proporciona información sobre cómo las regiones cerebrales representan la información. Así, han podido caracterizar detalladamente cómo actúa cada zona del cerebro encargada de crear y borrar recuerdos.
Para ello, los investigadores han incluido en los experimentos diversas señales y contextos en cada fase del experimento (adquisición, extinción del recuerdo y prueba). De esta manera, han podido estudiar las representaciones cerebrales bajo diversos condicionantes y validar lo que, hasta ahora, sólo se había podido observar en ratones.
El análisis se realizó con 49 pacientes epilépticos que ya tenían implantados electrodos en el área relacionada con los recuerdos olvidados por miedo. Se les mostraron diversas imágenes neutras (de electrodomésticos), algunas de las cuales asociadas a sonidos desagradables, mientras se registraba su actividad cerebral.
Luego, repitieron el procedimiento pero sin asociar las imágenes a un estímulo desagradable, para provocar la extinción del recuerdo molesto. En este punto, los investigadores registraron un aumento de la actividad theta en la amígdala cuando se representaban estímulos desagradables no condicionados.
De esta manera, han podido demostrar que la extinción de recuerdos depende, en gran medida, del contexto en el que se produce. Igualmente, la recuperación de recuerdos relacionados con el miedo es más probable cuando se repiten las mismas condiciones que se dieron cuando se generó o se olvidó dicho recuerdo.
Así, estos hallazgos serán importantes, según apuntan los investigadores, no sólo para mejorar las terapias para tratar traumas, sino también para comprender por qué vuelven los recuerdos olvidados una vez los pacientes ya están fuera del contexto terapéutico.