En el siglo XX, los estudiantes aburridos se conformaban con lanzar gomas elásticas a sus compañeros, dibujar en sus libros de texto o mirar por la ventana. La tecnología moderna ha revolucionado la holgazanería. La mayoría de los adolescentes en los países ricos poseen teléfonos inteligentes. A muchos se les permite llevarlos a las aulas, donde cada uno ofrece una fuente inagotable de aplicaciones diseñadas para ser lo más atractivas y distractoras posible.
Se está produciendo una reacción negativa, ya que padres y profesores se preocupan por los efectos en el rendimiento escolar. El 27 de agosto, Corea del Sur aprobó la prohibición de los teléfonos inteligentes en las aulas. Gobiernos desde China hasta Finlandia, así como docenas de estados de Estados Unidos, han introducido prohibici