Vender un producto puede ser difícil, pero consagrar una marca es todavía más desafiante. El reconocimiento de una marca no solo depende de la calidad del producto ni del gusto del consumidor, también requiere cumplir con trámites legales que pueden resultar complejos.
Las marcas siempre han generado dolores de cabeza, inconformidades y hasta un poco de sorpresa. Los registros insólitos son un terreno donde creatividad, legalidad y, a veces, el absurdo se cruza.
Por ejemplo, Dennis Hope, un ciudadano estadounidense, declaró que la Luna le pertenecía basándose en una supuesta laguna del Tratado del Espacio Exterior de 1967. Fundó la Lunar Embassy y comenzó a vender parcelas lunares. Aunque carece de validez legal internacional, ha vendido millones de “títulos de propiedad”. Otro caso curi