Boston y Chicago enfrentan esta semana un aumento en la presencia de agentes federales, tras el inicio de operativos ordenados por el Gobierno de Donald Trump en ambas ciudades. Los despliegues ocurren en un contexto de fuerte rechazo de las autoridades locales, que mantienen políticas de “ciudad santuario” para proteger a comunidades migrantes.

En Chicago, medios locales informaron que unos 300 agentes ya se encuentran instalados en la estación naval Great Lakes, al norte de la ciudad.

La alcaldía mantiene restricciones a la cooperación con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), además de garantizar que migrantes indocumentados puedan acceder a programas sociales sin riesgo de deportación.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) justificó la medida asegurando que

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