¿Por qué España retrocede –o al menos no mejora– en Matemáticas y Ciencia, según reflejan las pruebas internacionales? Un nuevo estudio, elaborado por EsadeEcPol, sugiere que, al menos en Primaria, el problema no está tanto en la escuela como en la sociedad. “Los problemas relacionados con la alimentación y la transición de ordenadores a smartphones explican la mayor parte de la caída de los resultados”, escriben Lucas Gortázar, director de educación de EsadeEcPol, y Paul Cahu, economista de la Educación, en el informe Calidad del Aprendizaje de Matemáticas y Ciencias en Primaria en España y Francia .

Los investigadores evalúan, a partir de los microdatos del examen internacional TIMMS 2023 y su comparación con ediciones anteriores, diferentes indicadores y elementos que influyen en los resultados académicos. Esos mismos que dicen que España –dejaremos de lado Francia en este artículo– está estancada (en el mejor de los casos) en Matemáticas y ha empeorado en Ciencias en los últimos años en un contexto en el que varios países sí están mejorando.

“Hay factores estructurales que vienen a explicar que en Primaria España y Francia no lo hacen bien, bastante peor que la media OCDE o casi toda. Es una brecha histórica, pero ha habido un empeoramiento del resultado”, explica Gortázar.

Con matices: los resultados mejoran –se acercan a las medias OCDE– en Secundaria, lo que según los autores “demuestra que progresan mucho más rápido [que en otros países] en el final de Primaria y Secundaria”. Pero lo hacen a un coste, añaden: “Casi el 30% acaba repitiendo curso (y, por tanto, aumentan sus posibilidades de abandonar el sistema educativo de forma prematura)”.

Aquí entra en juego, reflexiona Gortázar, qué se espera de la escuela en Primaria y Secundaria: si una función más social o más académica. Esto es, si se prioriza la inclusión, el bienestar, etc., o el aprendizaje puro y duro, los resultados académicos. Pero ese es otro debate.

Los autores concluyen que el problema tiene más que ver con lo que está pasando fuera de la escuela que con la escuela propiamente. En los hogares, concretamente, debido a la situación social. Sabido es en Educación que las circunstancias socioeconómicas familiares son uno de los principales predictores del rendimiento académico de un estudiante. Cuántos libros hay en casa, el estado nutricional del menor, su lengua materna o el equipamiento disponible son determinantes. Y casi todos van en retroceso.

Más hambre, menos libros

“Cada vez más niños declaran llegar con hambre a la escuela, con un aumento del 50% en España y del 55% en Francia, y con casi la mitad de los alumnos franceses de cuarto curso declarando sentir hambre todos o casi todos los días. Además, aumentó la brecha entre la lengua en el hogar y la lengua de enseñanza, especialmente en España, país en el que el 32,1% de los alumnos de Primaria nunca o [solo] a veces hablan la lengua de enseñanza en el hogar”, escriben los autores. También España está entre los países con menos libros en casa, y están cayendo los hogares que tienen un lugar específico para que los jóvenes estudien.

“Es probable que el descenso del índice social pueda provocar una caída de los resultados de aprendizaje de forma significativa en España y Francia”, sostienen Gortázar y Cahu. “Los problemas relacionados con la alimentación y la transición de ordenadores a smartphones explican la mayor parte de la caída de los resultados”, añaden.

¿Y los docentes, pilar fundamental del sistema? “Aunque para el caso de España podrían ser mejorables, los datos muestran que las habilidades cognitivas de los profesores de Primaria no parecen ser la razón de que los alumnos no aprendan tanto como podrían en Primaria”.

Baja calidad del aprendizaje

Los autores han creado además un Índice de Calidad de Aprendizaje (ICA), “que mide la contribución neta de los sistemas educativos al aprendizaje una vez descontado el contexto social, económico y cultural de los alumnos y las familias, así como las expectativas y el valor que estas otorgan a la educación”. En otras palabras, este índice evalúa la calidad de un sistema educativo, el efecto que este tiene sobre un estudiante.

Según este índice España, sostienen los investigadores, “se sitúa a la cola de los países de la OCDE en el ICA”. Explican los autores que “las puntuaciones TIMSS ajustadas por los factores sociales del alumnado y a las expectativas de sus familias en Matemáticas y Ciencias estaban unos 18 puntos por debajo de la media de la OCDE en 2023 en España”, lo que significa más o menos un trimestre por detrás.

Además, el estudio evalúa el impacto económico que una educación por debajo de la media tienen para los países. En el caso de España, calculan que es de unos 7.000 millones de euros para cada cohorte que pasa por Primaria (o sea, cada seis años) en base a lo que el estudiantado deja de ganar durante su carrera laboral por no poder acceder a mejores empleos debido a su rendimiento académico.

LADILLO

Valoración de Gortázar. ¿Cómo de preocupante es la caída o estancamiento?

El estudio trata de cuantificar el efecto que los diversos elementos pueden tener en esta caída del rendimiento escolar, más allá de que “puede atribuirse en gran medida al empeoramiento de las condiciones sociales de la infancia”.

Y evalúan cada uno de ellos, empezando por un básico como es la alimentación. “Lo que más ha influido ha sido el hecho de que los niños declaren con más frecuencia tener hambre en la escuela, lo que, de acuerdo con nuestras estimaciones, está haciendo bajar las puntuaciones en casi 3 puntos en España”, sostienen. “Un análisis contrafactual muestra que, debido a esta evolución, las puntuaciones TIMSS en Primaria estarían experimentando una caída de 5 puntos en España, tanto en Ciencias como en Matemáticas. Dado que, en la realidad, disminuyeron unos 7 puntos de media en España, los cambios adversos en las condiciones sociales explican la mayor parte de la disminución de las puntuaciones en ambos países”, sostienen.

Este factor, además, influye en otros que a su vez impactan en el rendimiento escolar. “El hambre y el cansancio en clase del alumnado podrían ser dos factores determinantes en el clima de aprendizaje dentro del aula, incluso con un peso mayor que su origen social”, escriben los investigadores. Y la ciencia dice que hay relación entre una y otra: “El impacto del hambre en el clima de clase resulta especialmente significativo: el 80% de las clases en las que la mayoría de los alumnos manifiesta llegar con hambre se caracterizan por un ambiente ruidoso que dificulta su aprendizaje, frente al 40% de las clases en las que ninguno de los estudiantes declara esta situación”.

Causa-consecuencia, “como en la mayoría de los países de la OCDE (...), el clima de aprendizaje en el aula se ha deteriorado desde la zona anterior a la pandemia (y) es probable que haya contribuido al descenso global del rendimiento académico: podría haber tenido un impacto negativo en matemáticas de 5 puntos en España y de 3 puntos en Francia”.

Las propuestas

El informe concluye realizando una serie de propuestas de mejora. “Mejorar la calidad del aprendizaje en Primaria en los sistemas educativos de España y Francia podría tener repercusiones a largo plazo para todos los alumnos antes de que abandonen la escuela”, sostienen los autores.

El informe propone abordar los problemas que previamente ha señalado. “Mejorar las condiciones de aprendizaje abordando el empobrecimiento social de los alumnos en los últimos años”, plantea. Una medida que no requiere demasiada ampliación y que es ajena a la escuela, aunque su solución bien puede pasar por ella, por ejemplo ofreciendo un comedor universal y gratuito o mejorando las condiciones de vida generales de los hogares.

La segunda idea es “simplificar y elevar los niveles de aprendizaje estableciendo objetivos ambiciosos y programas realmente aplicables por parte de los docentes”. Explican los autores que es necesario cambiar la cantidad por la calidad en los currículums, un déficit histórico en España . “Es imperativo modificar el enfoque histórico de exceso de contenidos por un aprendizaje más profundo de las competencias básicas que permita profundizar en las competencias fundacionales, incluidas las matemáticas. Las recientes reformas curriculares han reproducido errores del pasado a través de grandes decretos gubernamentales que no desgranan de forma práctica los objetivos de aprendizaje ni proporcionan a los profesores ejemplos prácticos de cómo enseñar para alcanzar objetivos concretos ”, argumentan.

Los investigadores proponen “facilitar formación práctica a docentes en servicio para enseñar competencias básicas para contextos sociales diversos y complejos”, porque, aunque ellos mismos señalan en el informe que la calidad docente no es uno de los principales problemas del sistema, sí lo es la creciente complejidad de las aulas, que está haciendo de la docencia una profesión cada vez más complicada, según advierten algunos autores .

La última medida sería “aumentar la inversión en apoyo específico y programas de refuerzo en Primaria para garantizar que ningún niño se quede atrás”, propuesta para la que se puede recuperar el argumento anterior de la complejidad en el aula. En este punto, destacan especialmente que es esencial actuar pronto. “Actuar precozmente sobre las competencias matemáticas es crítico: un reciente estudio longitudinal con datos censales de Catalunya mostró que los déficits de aprendizaje aparecidos en Primaria no revertían una vez que esos niños llegaban a Secundaria, con un 90% de alumnos con bajos resultados en matemáticas que seguían teniendo bajos resultados en Secundaria”, cierran.