Lo que comenzó como un secreto en el ejército ha saltado a la primera plana de la nación: el Pentágono ha reaccionado tarde y mal a la revolución de los drones. Mientras Ucrania y Rusia integran a ritmo vertiginoso plataformas baratas, desechables y eficaces, y China no sabe qué hacer con tantos drones, Washington se enreda en trámites, prioridades heredadas y una cultura de adquisiciones que trata a los drones como “aviones nuevos” y no como munición de bajo coste y producción masiva.
De fondo, un callejón salida: para anticipar la amenaza china necesitan a… China.
Revolución. El campo de batalla contemporáneo ha quedado marcado por un c ambio estructural : los drones baratos, masivos y desechables se han convertido en el arma asimétrica decisiva, capaces de alterar el equili