Con la idea de eliminar “la amenaza inusual y extraordinaria” que, según Obama, significaba Venezuela, los Estados Unidos implementaron las medidas de sanciones y bloqueo. Este plan diabólico fue implementado por Donald Trump y apoyado por un sector de la oposición. Consistía en lo siguiente: acelerar la destrucción de la economía, para crear un caos general producido por una hambruna colectiva que obligaría al pueblo a protestar y crear desórdenes incontrolables. Entonces, cuando el régimen utilizara la violencia a gran escala para reprimir y asesinar a los ciudadanos, las condiciones estarían dadas para una “intervención humanitaria”, es decir, una intervención militar.

Ese nefasto plan no era viable ni necesario. Los venezolanos habían demostrado madurez política en 2015, cuando dieron

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