Este Espanyol es un equipo abducido, que vive en trance , que compite bajo los efectos de una felicidad que le ha hace imparable, enfrentando cada partido como si fuese el más importante de la temporada y despachando a rivales de su Liga, como ayer el Mallorca , como un equipo grande. Da igual que tenga que jugar con un hombre menos medio tiempo, ayer por expulsión de Pere Milla. La entrega apasionada de cada futbolista, que sacrifica su vida si es necesario en cada lance y desespera ante cada error, hacen de este Espanyol algo explosivo. No se trata de una cuestión de talento, sino de deseo, de hambre, de necesidad.
Así, a lomos de esa pasión desenfrenada, fue capaz de someter a un Mallorca que vive un momento bien diferente, con problemas en el vestuario por el desplante de Dani R