La comunidad internacional tendría que asumir con seriedad el costo de su inacción. No basta con enviar ayuda humanitaria o condenar con palabras lo que ocurre: se requiere presión diplomática sostenida, condicionamiento de apoyos militares y económicos, y un esfuerzo real de mediación que recupere la confianza perdida. Mientras tanto, cada día de ofensiva en Gaza significa decenas de muertos más, miles de desplazados adicionales y un retroceso profundo en cualquier expectativa de paz .

Lo que hoy se vive en la franja no puede seguir siendo reducido a una disputa eterna entre israelíes y palestinos. Gaza es, al mismo tiempo, un campo de batalla y un espejo que nos devuelve la imagen de un sistema internacional roto, incapaz de contener la violencia ni de articular una respuesta efectiva

See Full Page