En medio de “La Guerra Fría” los Estados Unidos de América (sí, esos que en sus monedas inscriben la leyenda “in god we trust”) comandados por el “presidente humanista” Jimmy Carter se tomaron el atrevimiento de “boicotear” los Juegos Olímpicos Moscú 1980 con el “pretexto” de que la Unión Soviética había invadido Afganistán un año atrás, apoyando a sus aliados izquierdistas. Lo peor fue que cerca de 60 naciones secundaron en su decisión al país de las barras y las estrellas.
Entonces al grito de “juego que tiene desquite; ni quien se pique”, los Soviéticos tomaron revancha y cuatro años más tarde, en 1984, cuando los Juegos Olímpicos se efectuaron en Los Angeles, California, de la misma manera se negaron a asistir “pretextando” que su seguridad no estaba garantizada, arrastrando con ellos