Figura de primera línea en la última década, deja sus responsabilidades ministeriales para asumir el cargo de representante especial para Ucrania

Chrystia Freeland conoce como pocos el cuarto de máquinas del poder canadiense . En una carrera meteórica, ha ocupado casi todos los puestos de mayor responsabilidad, teniendo que tomar algunas de las decisiones más trascendentales para el país en la última década. Sólo le ha faltado sentarse a dirigir desde la oficina reservada para los primeros ministros. Esta semana, Freeland ha anunciado que se retirará gradualmente de la vida política. En un primer movimiento, abandona el Consejo de ministros de Mark Carne y para cumplir con tareas específicas relacionadas con Ucrania. El segundo paso será dar por terminadas sus labores parlamentarias.

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