La economía argentina enfrenta una de sus semanas más críticas en el último año. El Banco Central ha vendido USD 1.110 millones en solo tres días, mientras que el dólar oficial ha alcanzado los $1.515 y el riesgo país ha superado los 1.440 puntos. Estos números reflejan un desequilibrio macroeconómico que ya impacta en la vida diaria de los argentinos, evidenciado en la actividad económica, el consumo y la producción.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) ha reportado que el Producto Bruto Interno (PBI) se contrajo un 0,1% en el segundo trimestre de 2025 en comparación con el trimestre anterior. Este dato pone en duda las proyecciones de crecimiento del Gobierno, que había estimado un aumento del 5,4% para este año. Especialistas como Guido Sandleris, ex presidente del Banco Central, han calificado la situación como una "crisis", señalando que "el equilibrio fiscal es hoy la principal fortaleza del país, pero la vulnerabilidad está en la falta de un colchón de dólares".
El deterioro financiero tiene múltiples efectos en la economía cotidiana. El alto riesgo país limita el acceso a financiamiento externo, encareciendo el crédito para el sector privado y dificultando la colocación de deuda para el Estado. Además, la inestabilidad cambiaria ha llevado a las empresas a enfrentar la falta de precios de referencia, lo que provoca la postergación de compras y la paralización de operaciones. Damián Di Pace, economista y director de Focus Market, enfatiza que "cuando no hay un dólar de referencia, no hay precio, y sin precio se paralizan operaciones en múltiples sectores".
Las tasas de interés también han aumentado, con rendimientos de plazos fijos cercanos al 100% de tasa efectiva anual. Aunque esta situación ha comenzado a mejorar, el financiamiento a corto plazo sigue siendo inaccesible para muchas familias y empresas, lo que ha reducido el consumo y la capacidad productiva. Actualmente, la tasa promedio efectiva anual de los plazos fijos minoristas es del 54,46%, pero los expertos advierten que sigue siendo demasiado alta para estimular el consumo.
La venta de reservas del Banco Central ha alcanzado niveles no vistos en años, lo que plantea riesgos adicionales para la estabilidad cambiaria. Este uso de dólares para satisfacer la demanda podría debilitar la capacidad del organismo para manejar futuras volatilidades.
En cuanto al consumo, un Índice de Consumo de la Universidad de Palermo indica que el consumo privado cayó un 3,2% en agosto, afectado por la volatilidad cambiaria y el aumento de tasas. Aunque algunos sectores, como la venta de autos, han mostrado crecimiento, otros, como los restaurantes, han sufrido caídas significativas. Las ventas en supermercados cayeron un 5,1% y en mayoristas un 8,1% en comparación con el año anterior.
La producción industrial también se ve afectada. Un informe de la Unión Industrial Argentina (UIA) revela que la mayoría de las empresas manufactureras están enfrentando una situación cada vez más grave, con caídas en ventas, producción y empleo. Los economistas advierten que la combinación de caída de la actividad, crédito caro y pérdida de reservas podría profundizar la recesión en los próximos meses.
A pesar de que el Gobierno mantiene un discurso optimista sobre el crecimiento, los datos del mercado sugieren lo contrario. La confianza del consumidor ha vuelto a caer en septiembre, tras un fuerte descenso en agosto, reflejando el impacto de la situación económica en las expectativas y decisiones de los hogares.