Las derrotas del Gobierno en el Congreso se multiplicaron después del revés electoral en la provincia de Buenos Aires. La serie ininterrumpida de contrastes admite causas de distinta índole, pero la más directa es la fuga de aliados.
Los primeros en pasarse a la oposición K fueron los radicales; después los seguidores de Carrió junto con los socialistas y otros minoritarios grupos “progres” habitualmente indignados con prácticas políticas de las que, no obstante, participan activamente.
Más tarde lo hicieron los peronistas sueltos y los representantes de los gobernadores. Por último, terminó votando con el kirchnerismo buena parte del PRO que quedó a la intemperie a raíz de la defección de Mauricio Macri.
Hubo motivos personales en esta última pirueta política -como la de la diputada Lo