
Miles de visitantes diarios recorren la ciudadela inca de Machu Picchu , convertida en motor económico y emblema cultural de Perú . La atracción mundial que despierta esta maravilla del mundo explica por qué el turismo representa un pilar en la región del Cusco, donde gran parte de la economía depende de la llegada constante de viajeros.
Este flujo masivo multiplica las oportunidades laborales y dinamiza los ingresos de hoteles, restaurantes y guías locales. Al mismo tiempo, concentra sobre el sitio arqueológico una presión que lo coloca en el centro de un debate sobre sostenibilidad y conservación que acaba de adquirir un cariz internacional.
Una advertencia internacional cuestiona la permanencia de la ciudadela en la lista de maravillas
La organización privada New7Wonders advirtió que “la permanencia, justificable y creíble, de Machu Picchu” en su lista de maravillas mundiales está en riesgo y que la decisión final dependerá de las medidas que adopte el Gobierno de Perú . El comunicado remarcó que el título implica un compromiso con la preservación y con la aplicación de estándares de gestión reconocidos en el ámbito internacional.
La advertencia encontró respuesta inmediata. El Ministerio de Cultura publicó en su cuenta oficial que “la Unesco es el único organismo competente para promover la identificación, protección y preservación del patrimonio cultural y natural ”. Recordó además que la ciudadela inca no se encuentra inscrita en la lista de patrimonio en peligro y que el organismo internacional valoró recientemente las mejoras en la gestión de visitantes.
El reconocimiento de Machu Picchu como una de las Nuevas Siete Maravillas llegó en 2007, cuando un concurso mundial celebrado en Lisboa y organizado po r Bernard Weber reunió más de 100 millones de votos. La campaña peruana fue intensa y contó con la participación masiva de ciudadanos que votaron desde cabinas de Internet. Formar parte de ese listado se transformó en una carta de presentación global para potenciar el turismo.
Las protestas sociales interrumpen de manera recurrente el acceso a la ciudadela inca
Mientras tanto, en el presente, los conflictos sociales rodean el santuario. A mediados de septiembre de 2025, las vías de acceso ferroviario quedaron bloqueadas por protestas c ontra la concesión del transporte hacia la ciudadela. Cientos de turistas tuvieron que abandonar a pie el lugar, en medio de una tensión creciente que derivó incluso en choques con las fuerzas de seguridad .
La Defensoría del Pueblo intervino y anunció que alcanzó un acuerdo con representantes comunales y empresariales para permitir el traslado de visitantes durante 72 horas. El documento suscrito pidió a las compañías ferroviarias restablecer el servicio y dejó constancia de que la protesta se suspendía con el objetivo de iniciar un proceso de diálogo pacífico.
No era la primera vez que la ruta hacia Machu Picchu se veía interrumpida. En 2023, la venta de boletos por internet generó una huelga que mantuvo bloqueadas las vías férreas. A comienzos de 2024, un paro indefinido se organizó tras la adjudicación de la gestión de entradas a una empresa privada . En cada ocasión, el acceso al santuario quedó condicionado a disputas entre comunidades locales, compañías y autoridades.
El límite de aforo busca ordenar la llegada de turistas pero no resuelve la presión existente
El número de visitantes confirma la magnitud del desafío. Según el Instituto Peruano de Economía, en 2024 llegaron 1,5 millones de personas, cifra superior a la de 2023 pero todavía por debajo de los niveles de 2019. En 2025, con las nuevas normas para regular el tráfico de turistas en las instalaciones incas, el aforo máximo diario quedó fijado en 5.600 visitantes en temporada alta y 4.500 en temporada regula r, lo que ha ordenado el flujo de ingresos sin reducir la presión que soporta Machu Picchu.
El gobernador regional Werner Salcedo advirtió que “el 60% de la economía cusqueña está ligada al turismo” y criticó que, en medio de esta crisis, el Ejecutivo priorizara concursos gastronómicos antes que atender la situación del patrimonio .
New7Wonders detalló que los problemas acumulados abarcan la masificación turística, el alza de precios, irregularidades en la venta de entradas, deficiencias en el transporte terrestre y la reiteración de conflictos sociales. La organización con sede en Suiza subrayó que la designación de Machu Picchu depende de un plan estratégico de transformación que garantice su conservación.
El contraste es evidente: mientras la ciudadela sigue atrayendo a miles de personas, su permanencia en la lista de maravillas depende de un equilibrio que parece cada vez más frágil entre la presión del turismo masivo y las exigencias de sostenibilidad.