La fiscal Lucy Marcela Laborde, encargada del caso contra Nicolás Petro, enfrenta una creciente presión. Ayer, el presidente Gustavo Petro la criticó severamente por su gestión en la investigación. Además, se le asignó un fiscal de apoyo, una decisión que fue percibida como una intromisión y un abuso de poder.

La imposición de este fiscal generó una fuerte reacción de Laborde, quien expresó en una carta que no necesitaba ayuda y denunció que se estaban llevando a cabo diligencias en las que se la ignoraba. Su protesta tuvo resultados inmediatos. La fiscal Luz Adriana Camargo decidió retirar al fiscal asignado, quien había sido acusado de interferir en la investigación y de mantener contacto directo con la defensa de Nicolás Petro.

Este giro pone fin a una de las controversias más destacadas en el marco de la investigación, que avanzaba con rapidez gracias a pruebas y testimonios. Laborde fue contundente en su carta publicada por SEMANA, donde alertó sobre resoluciones extrañas y reuniones “sorpresivas” que no abordaban el proceso, sino información confusa que ella no lograba entender.

Fuentes de la Fiscalía indicaron que la decisión de nombrar un fiscal de apoyo se tomó mientras Camargo estaba de vacaciones. Al regresar y tras recibir la carta de Laborde, revocó la decisión. Aunque la resolución inicial argumentaba que era necesario nombrar un fiscal de apoyo para garantizar la justicia, Laborde insistió en que esta medida era innecesaria y perjudicaba la independencia de los fiscales.

En sus solicitudes, Laborde cuestionó por qué, desde que se solicitó la audiencia de imputación de cargos, no se había informado a su despacho sobre las peticiones de la defensa. En cambio, las respuestas se estaban manejando de manera oculta por parte de varios funcionarios de la Fiscalía. Laborde, con más de 20 años de experiencia, subrayó que la designación de un fiscal de apoyo, cuando no lo requería, era una intromisión que afectaba su autonomía como fiscal.