En la 80° Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Chile, Gabriel Boric, participó en el evento titulado “From Nice to New York: Activating the High Seas Treaty”. Este evento conmemoró la próxima entrada en vigor del Acuerdo sobre Biodiversidad más allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ), tras alcanzar más de 60 ratificaciones necesarias. Chile se posiciona como el segundo país en ratificar este tratado, que busca proteger los océanos y conservar la biodiversidad marina en aguas internacionales.
Durante la celebración, Boric compartió el escenario con líderes mundiales, incluido el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y la actriz activista Sigourney Weaver. Boric destacó el compromiso de Chile con la preservación del océano, afirmando: “En Chile estamos unidos por la preservación de la biodiversidad marina y nuestro océano”. Macron, por su parte, anunció que el tratado entrará en vigor en 120 días, lo que representa una oportunidad significativa para la gobernanza de los océanos.
La celebración reunió a representantes de países que han ratificado el tratado o que planean hacerlo. La Dra. Katie Matthews, jefa científica de Oceana internacional, subrayó la importancia de este acuerdo, señalando que “por primera vez, contamos con la base legal para salvaguardar la diversidad marina en aguas que pertenecen a todos y a nadie al mismo tiempo”.
Chile no solo celebró la ratificación, sino que también propuso a Valparaíso como sede del organismo de gobernanza del tratado. El presidente Boric presentó una iniciativa para crear una cartera dedicada a las áreas marinas protegidas bajo el BBNJ. “Chile está profundamente conectado con el mar. Tenemos 7.600 kilómetros de costa, mucho que proteger”, explicó Boric.
La propuesta incluye la creación de la primera área marina protegida en alta mar bajo el tratado, que abarcaría las cordilleras de Salas y Gómez y Nazca. Esta zona, que ha sido objeto de estudios recientes, alberga una biodiversidad única, con más de 200 nuevas especies descubiertas. El Dr. Javier Sellanes, académico de la Universidad Católica del Norte, destacó que esta área se perfila como una de las principales candidatas a nivel mundial para ser protegida.
El tratado establece un mecanismo legal que permitirá proteger aguas internacionales, cubriendo casi la mitad del planeta. Además, abre la posibilidad de crear Áreas Marinas Protegidas y fija estándares de evaluación ambiental para actividades humanas. La ratificación del tratado es vista como un paso histórico hacia una gobernanza más justa y basada en la ciencia, lo que podría transformar la protección de los océanos a nivel global.