Como si de una broma de mal gusto se tratara, la llegada del presidente Donald Trump a la Asamblea General de Naciones Unidas estuvo marcada por unas escaleras eléctricas que se pararon cuando él y la primera dama estaban a mitad de camino, y un teleprompter que no funcionaba. De ambas cosas se quejó Trump en el discurso. Pero eso sería sólo el principio de una lista de quejas y denuncias que el presidente hizo sobre la ONU y sobre cómo se están gestionando a nivel global varios de los asuntos más importantes de la actualidad.

Con la confianza que le caracteriza, el presidente acudió al acto más importante de la ONU para decir a los dirigentes de este organismo, a la cara, que no están haciendo bien su trabajo y que, a veces, sus acciones incluso están empeorando las cosas. También apro

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