“A veces me manda cada ocho días, a veces cada quince. No es mucho, pero es lo que puede”, cuenta Margarita desde su casa en México. La mujer de unos 80 años no tiene certeza de cuándo volverá a recibir una transferencia de dinero que su hijo le solía mandar puntualmente desde Estados Unidos, donde el temor a las redadas bajo el Gobierno de Donald Trump ha generado un impacto directo al envío de las llamadas remesas.

El caso de Margarita refleja cómo esa incertidumbre entre las comunidades de inmigrantes ha afectado su capacidad para enviar remesas, el dinero que mandan a sus hogares en México y Centroamérica, donde millones de familias dependen de estos ingresos para cubrir gastos de comida, medicinas o educación.

Por temor a la seguridad de su familia, CNN omitió su apellido: su hijo m

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