En los últimos meses, el respaldo de Estados Unidos al gobierno de Javier Milei ha sido objeto de múltiples interpretaciones. La magnitud del apoyo resulta extraordinaria, no solo por su intensidad diplomática sino también por el nivel de compromiso económico, financiero y estratégico que Washington ha exhibido hacia Buenos Aires.

Para muchos analistas, este nivel de acompañamiento no puede explicarse únicamente por la afinidad ideológica entre Milei y Donald Trump, ni por una mera apuesta a consolidar un “aliado político” en la región.

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El fenómeno parece ir más allá y sugiere la existencia de intereses concretos vinculados a recursos naturales, a la competencia global con China y

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