En los primeros meses de 2020, el mundo entero observaba con preocupación cómo un virus desconocido se expandía desde Asia hacia Europa y Estados Unidos. Nueva York pronto se transformaría en uno de los epicentros globales de la crisis sanitaria. Las imágenes de hospitales saturados y calles vacías quedaron grabadas.
Mientras el gobernador Andrew Cuomo ocupaba la primera línea de decisiones y conferencias de prensa, otros actores políticos comenzaron a cobrar relevancia en medio del caos. Entre ellos, la entonces vicegobernadora Kathy Hochul. Su papel era menos visible, pero estratégico .
La situación exigía coordinación constante con alcaldes, condados y agencias estatales. Hochul empezó a recorrer hospitales, supervisar centros de vacunación y trasladar la voz del gobierno a las