El megalómano y fascista Trump tiene dividido al país como no ocurría desde la guerra civil. La hoguera de la descomposición la lubrica con odio, racismo, sectarismo y antihumanismo.
El país bajo su mando guarda cada vez más una analogía con la Alemania de Hitler y la Italia de Benito Mussolini, ya que carga, sobre todo, contra opositores, clase trabajadora y migrantes de rostro latino. Este trauma histórico llama a la reflexión profunda para que estos sectores, a los que el republicano declaró la guerra, se unan para la liberación de esta nación, otrora llamada Faro de la Democracia, convertida en una atroz tiniebla de lo más execrable de la especie humana.
Prominentes lideres locales, estatales, regionales e internacionales han señalado con índice de fuego el profundo peligro que repre