El Supremo de Francia falló a favor de la trabajadora este año, revocando una decisión previa de apelación que había justificado su despido por falta grave. La máxima instancia judicial determinó que el empleador no puede basar una sanción en su propia negligencia al no haber comprobado las credenciales de la empleada durante años, especialmente tras heredar su contrato en adquisiciones sucesivas de la farmacia.

La empleada había sido contratada originalmente en 1998 como técnica de farmacia en un establecimiento del sur de Francia, donde desempeñó sus funciones sin incidencias durante dos décadas.

A lo largo de ese periodo, la propiedad del negocio cambió en varias ocasiones, manteniéndose siempre su contrato laboral bajo los nuevos propietarios, quienes asumieron sus servicios

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