Luis Pernía se había llevado a su hijo pequeño a León a ver a sus abuelos. El pasado 11 de agosto le llamó su hija, que se había quedado en casa con su madre.

—Papá, está saliendo humo detrás del barco —como llaman a un edificio de viviendas de la zona nueva de Tres Cantos.

–¿De dónde sopla el viento?

—De oeste.

—Abrid a todos los animales, abrid las puertas y salid de la finca escopetadas.

Entonces se montaron en el todoterreno de Luis. «Les dije: id a echar una mano a Miguel si podéis. Y fueron en dirección a Tres Cantos, pero ahí el fuego se las estaba comiendo. Me llaman y me dicen: no podemos ir». Lo que hacen es dirigirse hacia Colmenar Viejo, para luego entrar por la M-607.

Al otro lado del teléfono, Luis vivía la situación «con el estómago apretado». «Recibía información de M

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