María Cafferata
Era la una de la tarde, la sesión en la Cámara de Diputados acababa de comenzar, y Rodrigo de Loredo estaba denunciando el genocidio de Israel en Gaza. Cristian Ritondo se dio vuelta y miró a Alejandro Finocchiaro, que echaba humo y estaba por tomar la palabra para responderle. No es el día, le advirtió, y Finocchiaro se contuvo. Durante el resto del día, Ritondo jugó a trajearse de jefe del oficialismo: aplacó a De Loredo, persuadió a Oscar Zago y presionó a los rebeldes del PRO. Mientras tanto, celular en mano, chateaba con Santiago Caputo.
El Gobierno festejó haber aplazado una semana su derrota: el Congreso había sancionado la reforma de la ley de DNU, pero al haberse volteado uno de sus artículos, el proyecto tenía que volver en revisión al Senado. Si no podes gan