El saludo entre Pedro Sánchez y Donald Trump duró apenas 15 segundos… pero dio para mucho. Tirón de brazo incluido por parte del estadounidense y sonrisas constantes de ambos . Palabras, casi ninguna. Misterio absoluto sobre lo que se dijeron. Todo esto apenas cuatro días después de que Trump insinuara que España quizá estaría mejor fuera de la OTAN .
Pero esa sonrisa fue solo el comienzo. Trump llegó tarde a la cumbre en Egipto y, de repente, se convirtió en el anfitrión improvisado. Los 20 líderes que llevaban horas esperando lo recibieron uno a uno: apretones de mano, fotos, gestos… y sonrisas sin parar. No importaba el cansancio ni los protocolos: su sonrisa aparecía, desaparecía y volvía a aparecer como un metrónomo imprevisible. Incluso Giorgia Meloni, la única muj