El universo literario de Miguel de Cervantes se extiende más allá de E l Quijote . Entre sus Novelas ejemplares , La ilustre fregona ocupa un lugar singular por su retrato del ambiente popular andaluz y su descripción de un contexto pesquero que ha trascendido el tiempo. En esta narración se refleja el mundo picaresco que el escritor conocía de primera mano y que situó con exactitud en un lugar muy concreto del litoral gaditano.

El pueblo de Zahara de los Atunes aparece en sus páginas como un enclave donde se cruzan el trabajo, el ocio y la marginalidad social. Esa presencia literaria ha vinculado para siempre a la villa con el autor, aunque nunca existió constancia documental de que llegara a visitarla .

En La ilustre fregona , publicada en 1613, Cervantes describe cómo el joven Carriazo alcanza su condición de pícaro consumado “hasta que se graduó de maestro en las almadrabas de Zahara, donde es el finibusterrae de la picaresca”. Con ese tono irónico tan característico, el autor retrata un espacio pesquero bullicioso lleno de voces, juegos, disputas y canciones donde “campea la libertad y luce el trabajo”.

Tal y como señala Jesús Pozuelo en ABC , ese conocimiento del lugar resulta verosímil si se recuerda que Cervantes recorrió Andalucía como comisario de abastos para la Armada y trató con reos y aventureros que hablaban de la costa gaditana.

Los duques de Medina Sidonia dominaron durante siglos la pesca del atún rojo

La actividad atunera de Zahara dependía entonces del poder de los duques de Medina Sidonia, auténticos señores del mar. Desde la Edad Media, la familia Guzmán había obtenido privilegios reales para controlar la pesca del atún rojo entre el Guadiana y el Reino de Granada. En el siglo XVI, el palacio de las Pilas y la gran chanca de Zahara funcionaban como residencia estacional, fortaleza y factoría. Pozuelo describe que las campañas podían generar rentas enormes , suficientes para financiar ejércitos privados y sostener una influencia que alcanzaba todo el litoral andaluz.

Ese poder económico se apoyaba en una mano de obra peculiar. Los duques recurrían a los presos de la Cárcel Real de Sevilla , enviados cada primavera al pie del río Cachón. Según recoge Pozuelo, entre redes, atunes y vino nacieron juergas y pendencias que la tradición asocia con el origen del término cachondeo .

Hay numerosas referencias a Cervantes en un pueblo que nunca pisó

Las almadrabas reunían a miles de trabajadores temporales, desde pescadores veteranos hasta vagabundos y pícaros que buscaban en la pesca una vía de escape que les pudiera llevar algo a la boca . El resultado era una población efímera que mezclaba la dureza del trabajo con el desorden festivo , un ambiente que encaja con la pintura humana que Cervantes ofreció en su novela.

Esa relación entre la realidad de Zahara y la literatura cervantina se sostiene también en su biografía. En 1597, Cervantes estuvo encarcelado en Sevilla tras sus gestiones como recaudador de impuestos. En ese entorno conoció a maleantes y reclusos que hablaban de las almadrabas , y de ellos pudo extraer la materia viva para La ilustre fregona . En la obra, el escritor recrea con exactitud el ambiente de quienes participaban en esa industria, convertida por él en una especie de academia donde se obtenía el doctorado de la picaresca .

Zahara conserva la memoria cervantina entre sus calles y monumentos

La huella del escritor permanece en Zahara a través de sus calles y monumentos aunque jamás pisara sus calles. En la localidad se pueden ver la calle Cervantes , la calle Ilustre Fregona y la calle Rinconete y Cortadillo . Además, en 2023 se inauguró junto a la Torre de Poniente del palacio de las Pilas un busto de Miguel de Cervantes , obra del escultor Eugenio Bargueño Gómez , catedrático de Bellas Artes y vecino del pueblo. El homenaje fue robado en 2024, aunque posteriormente recuperado y devuelto a su lugar, donde continúa como testimonio de la relación entre la literatura y la historia local.

Esa permanencia simbólica resume la manera en que Zahara de los Atunes ha integrado en su identidad la mirada del autor que retrató su vida marinera. Entre la memoria de los duques de Medina Sidonia, las redes de atunes y las páginas de La ilustre fregona , la localidad gaditana conserva un capítulo vivo del Siglo de Oro que se mantiene en sus calles y en su propia historia.