Enclavado en la ribera del río Lielupe, en Letonia , el Palacio de Jelgava simboliza resiliencia y transformación.

Considerado la mayor joya barroca de los países bálticos, este lugar destaca no solo por su majestuosidad arquitectónica, sino por haber desafiado siglos de guerras, incendios y saqueos, emergiendo intacto tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial .

Su historia es el reflejo de la evolución política y social de la región , y hoy es un centro de saber y memoria histórica.

Desde fortaleza medieval a epicentro barroco

Los orígenes del Palacio de Jelgava se remontan al siglo XIII , cuando Wilhelm de Modena, obispo y enviado papal, ordenó la construcción de un castillo para consolidar el dominio cristiano en la región.

Este proyecto se materializó en 1

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