En un giro significativo en la estrategia de Estados Unidos hacia América Latina, la administración del presidente Donald J. Trump ha autorizado en secreto a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a ejecutar operaciones encubiertas en territorio venezolano. Según han confirmado funcionarios estadounidenses citados por The New York Times , esta decisión representa un paso decisivo en la campaña para poner fin al régimen de Nicolás Maduro, al que la Casa Blanca califica de «narcoterrorista».

Una autorización presidencial para actuar letalmente

La nueva autoridad concedida a la CIA, formalizada mediante un hallazgo presidencial, permite al organismo de inteligencia ejecutar operaciones letales dentro de Venezuela, así como llevar a cabo misiones clandestinas en toda la región del Caribe. Esta medida habilita a la agencia a actuar tanto de forma independiente como en coordinación con posibles operaciones militares más amplias.

Según fuentes del gobierno de EE.UU., esta decisión llega en un contexto de creciente frustración del presidente Trump con Maduro, cuya negativa a abandonar el poder ha paralizado las negociaciones diplomáticas. La administración ha reiterado que su objetivo final es la salida del dirigente socialista, acusado por tribunales estadounidenses de dirigir una red criminal con vínculos en el narcotráfico.

Despliegue militar estadounidense en el Caribe

Paralelamente, el Pentágono ha incrementado su presencia en la región. Actualmente, más de 10.000 efectivos estadounidenses están desplegados en bases de Puerto Rico y buques de asalto anfibio en el Caribe, acompañados por ocho buques de superficie y un submarino nuclear. Entre las opciones militares que se están valorando, según señalan fuentes de seguridad nacional, se encuentran ataques quirúrgicos sobre infraestructuras vinculadas al régimen de Caracas.

Las operaciones militares estadounidenses han incluido en las últimas semanas el hundimiento de embarcaciones sospechosas de transportar droga desde costas venezolanas, en las que se reportaron al menos 27 fallecidos. El gobierno de Trump sostiene que estas acciones están amparadas legalmente por su doctrina de confrontación con grupos armados no estatales que constituyen una «agresión armada» contra los Estados Unidos.

Una estrategia diseñada por Rubio y Ratcliffe

La estrategia de presión sobre Venezuela ha sido diseñada por el secretario de Estado Marco Rubio, en colaboración con el director de la CIA, John Ratcliffe. Este último prometió durante su confirmación en el Senado que convertiría a la agencia en una herramienta más audaz, dispuesta a asumir riesgos para defender los intereses estadounidenses. En sus palabras: «Ir a donde nadie más puede ir y hacer lo que nadie más puede hacer».

El gobierno de EE.UU. ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca al arresto de Nicolás Maduro, acusado en tribunales federales por tráfico de estupefacientes. Sin embargo, los servicios de inteligencia estadounidenses discrepan sobre el control real de Maduro sobre el grupo criminal Tren de Aragua, lo que ha generado debate interno sobre la solidez de las acusaciones.

Continuidad histórica y riesgos estratégicos

La intervención encubierta de la CIA en América Latina no es nueva, pero su historial es ambivalente. Desde el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, pasando por la fallida invasión de Bahía de Cochinos en Cuba en 1961, hasta el apoyo a los contras en Nicaragua en los años 80, la agencia ha jugado un papel clave —y polémico— en la política regional. La nueva acción en Venezuela se inscribe dentro de esa tradición, pero con el aval de una estrategia antinarcóticos reforzada bajo las administraciones Trump.

Según cuenta Fox News , esta evolución forma parte de una política exterior más proactiva y centrada en el uso legítimo de la fuerza frente a dictaduras hostiles al orden liberal occidental. El presidente Trump ha dejado claro que su administración no tolerará regímenes que, bajo el disfraz del socialismo, promueven el crimen organizado y amenazan la seguridad de Estados Unidos y sus aliados hemisféricos.

Perspectivas y desafíos

La implementación de esta nueva autorización abre un escenario de alta tensión en el hemisferio. Mientras Maduro sigue contando con el respaldo de China, Rusia e Irán, Washington apuesta por una combinación de presión militar, inteligencia encubierta y legitimidad democrática para provocar un cambio de régimen. La pregunta clave será si la CIA logrará ejecutar con éxito sus operaciones sin desencadenar una confrontación regional de mayores proporciones.

La oposición venezolana, aunque debilitada, ha expresado su esperanza en que esta medida marque el inicio del fin de la tiranía bolivariana. Desde el exilio en Miami, líderes opositores han pedido a la comunidad internacional apoyar cualquier esfuerzo «que conduzca al restablecimiento de la libertad y el estado de derecho en Venezuela».

Con esta decisión, la administración Trump reafirma su compromiso con la defensa de la libertad en el continente y su voluntad de actuar con decisión frente a regímenes que socavan la paz y la justicia internacional. En palabras del presidente: «América no será espectadora del sufrimiento de nuestros hermanos venezolanos. Actuaremos con fuerza y con fe».