
Aquilino Ceballos , poeta, dramaturgo, escritor, dibujante y figura imprescindible de la escena cultural cántabra, ha fallecido a los 85 años dejando tras de sí una de las trayectorias más singulares, comprometidas y enriquecedoras de la cultura regional. Natural de Torrelavega , ciudad con la que mantuvo siempre un vínculo profundo, su figura ha sido clave para entender la evolución del arte y la literatura en Cantabria durante las últimas décadas.
A lo largo de su vida, Ceballos desarrolló una obra marcada por la pasión, la sensibilidad y una constante búsqueda de verdad estética y humana . Su legado literario abarca la poesía , el teatro , la música y el dibujo , con una producción que se ha mantenido firme en su compromiso con la cultura, incluso desde la discreción personal que siempre le caracterizó.
Entre sus obras poéticas más destacadas se encuentran Poemas desde Cantabria (1981), Al raso de la noche (1993), El tiempo último. El tiempo de espera (2000) o Mi tierra , una composición musical interpretada por agrupaciones corales y grupos de folk cántabros. En el ámbito teatral, dejó textos tan significativos como Libertad... Libertad... Libertad (1984), La monja durmiente (1985) o Senda (Poemario a los gitanos) (1989), a los que se suman obras inéditas o no estrenadas, como No existen las sirenas o La guadaña , ambas finalistas en premios nacionales.
Aquilino Ceballos fue, durante más de medio siglo, una presencia silenciosa pero firme en la cultura cántabra . Su papel en la dinamización cultural de los años 80 y 90 fue fundamental, especialmente en el periodo de consolidación democrática, cuando impulsó espacios de expresión escénica, literaria y musical en un contexto de renovación cultural.
La ciudad de Torrelavega, con la que mantuvo un lazo indisoluble , reconoció en vida su trabajo en múltiples ocasiones. En 2022, su obra fue celebrada en el Día Mundial del Teatro con la representación de una de sus piezas más personales, Boceto y muerte de una ceremonia . En 2023, la Sociedad Cántabra de Escritores le nombró escritor vitalicio, y el Ayuntamiento colocó una placa conmemorativa en su casa natal, ubicada en la Avenida de Bilbao.
A pesar de su timidez, su trabajo tuvo un impacto profundo en quienes le conocieron o leyeron. Su obra destaca por su mirada crítica y poética , por su compromiso con la belleza, la dignidad y la memoria . Fue un creador íntegro, que cultivó con delicadeza tanto la palabra escrita como el gesto escénico, y cuya producción artística supo reflejar las tensiones de su tiempo y la identidad de su tierra.
En el plano personal, quienes trataron con él coinciden en destacar su bondad, generosidad, discreción y elegancia intelectual . Siempre dispuesto a colaborar en actividades culturales de su ciudad, cedió textos, ideas y obras para enriquecer el patrimonio común. No buscó el reconocimiento, pero su figura fue admirada por generaciones de artistas, escritores y promotores culturales.
Su muerte deja un vacío enorme en la vida cultural de Cantabria, pero también una herencia valiosa de compromiso, creatividad y amor por el arte. Aquilino Ceballos fue mucho más que un autor prolífico: fue un referente moral e intelectual que supo estar siempre del lado de la belleza, el pensamiento y la dignidad.