Probar la alta cocina no es un lujo, sino un derecho universal. Así lo defiende Community Kitchen, un restaurante ubicado en Nueva York, que ofrece al cliente la opción de pagar 15, 45 o 125 dólares por un menú degustación de temporada compuesto por entre siete y nueve platos. Todo ello, preparado por la prestigiosa chef Mavis-Jay Sanders, ganadora del premio James Beard.

“La buena comida no está tan disponible como podría estarlo si los recursos se distribuyeran de forma más equitativa. Nuestra escala móvil es un método de pago que intenta lograrlo, poniendo la misma comida deliciosa al alcance de todos, independientemente de su capacidad de pago”, informan en su página web la organización, definida como sin ánimo de lucro.

Esta escala móvil de pago establece tres precios distintos a la hora de reservar. 15 dólares (más impuestos y cualquier extra), que es el precio de una ensalada en la Gran Manzana, para quienes sus ingresos les impiden comprar alimentos “buenos, saludables y frescos”. 45 dólares, para quienes pueden pagar aproximadamente “lo que les cuesta la comida que sirven”. Y 125 dólares “si está acostumbrado a pagar el precio de las cómidas en los restaurantes más caros de Nueva York”. “La decisión es suya y confiamos en que pagará lo que le corresponde”, añaden.

“Para mí, la buena comida significa comida cultivada por agricultores que se preocupan por lo que hacen, traída por trabajadores tratados con dignidad y respeto, bien pagados, cocinada de maravilla y servida para que todos puedan pagarla”, explica a EFE Mark Bittman, el fundador de este proyecto, cuya misión es promover la equidad en la alimentación.

Fotografía que muestra un plato con comida este miércoles, en Nueva York (EEUU).

En el menú de esta semana, por ejemplo, hay: manzana silvestre al horno con sal; té de tomate; ensalada con shishitos y boquerones españoles; pan con mantequilla; yema de huevo curada, con brotes de guisantes y rábanos; col con avellanas y chalotas; zanahorias con yogur y mostaza; cassoulet de cordero; y pastel de ciruelas. Su horario es de miércoles a domingo y solo sirve cenas.

Un proyecto piloto de tres meses

Bittman, que escribió una columna sobre gastronomía en The New York Times durante más de una década, dice que por ahora este restaurante fue concebido como un “proyecto piloto” de tres meses que abrió el pasado 29 de septiembre y durará hasta diciembre. La idea, más tarde, es abrir un restaurante permanente en Nueva York.

“Suelo bromear con que a diferencia de la mayoría de los restaurantes, nosotros perderemos dinero intencionalmente, mientras que la mayoría lo pierde sin proponérselo. Esto es un experimento. Es un proyecto de investigación. Es un proyecto social. A simple vista parece un restaurante, pero no es un restaurante normal”, explica Bittman.

Las donaciones hacen posible el proyecto

El restaurante está situado en el barrio de Alphabet City, en el Lower East Side de Manhattan, y a pocos metros de unos bloques de viviendas de protección oficial. Maya Vilaplana, directora de difusión del restaurante, creció en este barrio y afirma que este proyecto es factible gracias a las donaciones. “Son las que permiten proveer comida de esta calidad sin tener que cobrar los altos precios de la mayoría de los lugares que sirven este tipo de comida”, explica a EFE.

El restaurante acepta reservas, pero siempre deja mesas abiertas para que la gente del barrio pueda encontrar sitio sin problema. Mavis-Jay Sanders, la directora culinaria, dice que desde que abrieron en septiembre ha visto a muchas personas del barrio repetir la experiencia: “La gente viene con sus amigos y dice: ‘Tengo que volver con mi familia’ y luego traen a su familia”.

Sanders sabe que para muchos de sus clientes es la primera vez que prueban la alta cocina y por ello intenta usar “ingredientes que la gente reconoce, pero de una manera diferente”. “También introducimos cosas nuevas. Creo que, una vez que la gente prueba un par de bocados realmente buenos e inesperados, simplemente confían en ti para el resto del proceso”, explica la chef.