elDiario.es habla en Jerusalén con la directora internacional de la organización de derechos humanos, que fue la primera que rompió el tabú en Israel y denunció el genocidio en Gaza

EN PRIMERA PERSONA - Los israelíes crecimos preguntándonos cómo pudo ser y ahora nuestro país comete un genocidio en Gaza

La organización de derechos humanos israelí B'Tselem lleva desde los años 90 del siglo pasado documentando y denunciando las violaciones de Israel en los territorios palestinos ocupados. El pasado mes de julio, se convirtió en la primera ONG de Israel en confirmar que el país estaba cometiendo genocidio en la Franja de Gaza, rompiendo un tabú.

“Desde el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, Israel ha actuado de manera coordinada y deliberada para destruir la sociedad palestina en la Franja de Gaza, cometiendo genocidio contra sus residentes”, afirmó la ONG en un informe titulado Nuestro genocidio. Su directora internacional, Sarit Michaeli, explica a elDiario.es que eligieron ese nombre porque en B'Tselem trabajan juntos israelíes y palestinos, y el de Gaza era el genocidio de ambos: los perpetradores y las víctimas.

Michaeli habla con este medio en Jerusalén, donde estos días se vive con alivio el fin de la guerra y el regreso de los últimos rehenes israelíes que permanecían secuestrados desde hace dos años. Sin embargo, advierte de que este no es el fin del genocidio contra los palestinos, ni en Gaza –donde las consecuencias se sentirán durante muchos años– ni en otros territorios ocupados –en los que existe el riesgo de que se repitan los mismos crímenes–.

¿Cuándo y por qué decidió B'Tselem publicar el informe?

Fuimos la primera organización israelí, junto con Médicos por los Derechos Humanos, que emitimos un informe sobre el genocidio israelí, pero no fuimos los primeros [a nivel internacional]. Yo lo habían hecho ONG palestinas, Amnistía Internacional, la relatora especial de Naciones Unidas, etc. Creo que nos llevó mucho tiempo porque, en el proceso, intentamos entender qué aportación específica podíamos hacer como organización con base en Israel y con trabajadores israelíes y palestinos. Era importante para nosotros poder decir algo nuevo sobre la situación.

En el momento en el que decidimos que efectivamente es un genocidio, no podíamos guardar silencio

En el momento en el que llegamos a la conclusión y estuvimos muy seguros, entonces teníamos la obligación legal y moral de decirlo. Israel no forma parte de la Convención sobre el Genocidio, pero existe la obligación moral de hacer todo lo posible para prevenirlo o detenerlo. Y en el momento en el que decidimos que efectivamente es un genocidio, no podíamos guardar silencio. La pregunta entonces fue cómo prepararnos para lo que podía venir, para las reacciones a las que nos íbamos a enfrentar.

¿Cómo fueron esas reacciones en Israel?

La mayoría de los medios de comunicación simplemente nos ignoraron y la mayoría del público israelí probablemente ni siquiera sabe que nosotros y otras organizaciones con sede en Israel usamos el término genocidio debido a la falta de información o, más bien, a un claro desinterés en informar sobre ello.

Esperábamos un contraataque, una reacción violenta, pero el Gobierno nos ha ignorado bastante. En cierto modo, eso nos ha dado una pequeña ventaja y pudimos hablar mucho sobre este tema con algunos medios israelíes independientes y muchos medios internacionales, incluso, organizamos un evento público en Tel Aviv, [que se desarrolló] sin interrupciones. Así que, de alguna forma, pudimos beneficiarnos del silencio mediático y oficial y hacernos oír en algunos círculos.

Los medios de comunicación israelíes son culpables de consentir, silenciar y racionalizar el genocidio y, en algunos casos, de incitar literalmente al genocidio

Entonces, ¿los medios ocultaron su informe y, por consiguiente, el genocidio?

Esta no es un parte central del informe, pero aparece en él. Los medios de comunicación israelíes son culpables de consentir, silenciar y racionalizar el genocidio y, en algunos casos, de incitar literalmente al genocidio, hasta el punto de que probablemente se podría argumentar que los medios y sus organismos de control han apoyado este genocidio, se han encargado de explicarlo, racionalizarlo y justificarlo interna y externamente –principalmente internamente–.

Esta es mi postura personal, pero creo que los medios de comunicación nos han traicionado a los ciudadanos israelíes. Han traicionado nuestra confianza, la necesidad de que ejercieran su papel como elemento crucial en una democracia.

Los medios de comunicación de masas, en los últimos dos años, básicamente han ocultado información a los israelíes que era necesaria para entender lo que está pasando en el mundo que nos rodea; el resultado es que, ahora, vemos que la sociedad civil y la opinión pública internacionales están tan furiosas con Israel y los israelíes, mientras los israelíes no entienden qué está pasando porque en los pasados dos años les han estado diciendo que no hemos hecho nada malo, que nosotros somos los damnificados.

¿Los medios de comunicación han jugado un papel crucial en los pasados dos años?

Los medios de comunicación en Israel han estado tan absortos informando sobre los horrores del 7 de octubre que simplemente no han informado de nada más. Ciertamente, los medios tenían que informar de eso, pero también debían haber informado de los resultados de la ofensiva israelí en Gaza. Y eso es importante, no porque el 7 de octubre no fuera un horrible ataque criminal y bárbaro, sino porque hay un contexto.

Hay un trasfondo histórico que debe entenderse para que no se repita, para que no volvamos al mismo ciclo de gestión del conflicto. Y uno de los factores que permitieron el genocidio de Israel fue el trauma y el horror que vivieron los israelíes el 7 de octubre, esto también lo decimos en nuestro informe.

Uno de los factores que permitieron el genocidio de Israel fue el trauma y el horror que vivieron los israelíes el 7 de octubre

Nuestro informe no es de tipo legal, sino que aborda los aspectos sociológico, político, histórico y de derechos humanos. En él intentamos explicar las condiciones históricas que hicieron posible el genocidio. Los problemas esenciales, tanto en lo que respecta al 7 de octubre como a este genocidio, aún no se han resuelto. La profunda desigualdad [entre palestinos e israelíes], la superioridad total israelí, la supremacía judía que ha guiado las políticas israelíes... Todo esto no está cambiando y supone un riesgo para nuestro futuro inmediato y a largo plazo.

El informe también advierte de que el genocidio puede repetirse en otros territorios palestinos...

Hay riesgo de que prácticas similares que Israel ha estado empleando en Gaza, que vimos como parte del genocidio israelí en Gaza bajo ciertas circunstancias, puedan conducir a acciones genocidas en otras zonas donde los palestinos viven bajo control israelí, principalmente en Cisjordania –también en Jerusalén Este, pero en menor medida–.

Por ejemplo, la reciente ofensiva en el norte de Cisjordania: los ataques aéreos, las tácticas militares, el traslado forzoso masivo de civiles palestinos (...) y que amplias zonas sean vaciadas de sus residentes con amenazas y violencia. Y no sólo las prácticas. Estamos hablando del mismo ejército, la misma ideología y la misma justificación militar y política.

En Cisjordania se dan condiciones como la falta de rendición de cuentas, la sensación de impunidad total y la ideología que claramente exige la destrucción de los palestinos en su conjunto

Existe la posibilidad de un evento desencadenante en Cisjordania –no tiene que alcanzar el horror del 7 de octubre– con todas las condiciones existentes, junto con otras condiciones, como la falta de rendición de cuentas, la sensación de impunidad total –tanto del ejército como de los colonos– y la ideología que claramente exige la destrucción de los palestinos en su conjunto no solo de palestinos individuales, sino como grupo. Por todo eso, alertamos de la posibilidad de que el genocidio se extienda a otras partes.