Es una realidad que nuestros políticos tensionan la sociedad. Ellos se esfuerzan en sacar adelante sus proyectos sin tener en cuenta a la ciudadanía, pasando por alto los estudios de opinión que confirman que no cuentan con apoyo suficiente. Aquí en Euskadi no hay menos de tres casos flagrantes. Por un lado está el interés por montar un Guggenheim II en Urdaibai cuando esto supondría la destrucción del entorno natural y no se sabe de nadie que lo vea con buenos ojos. También tenemos el Subfluvial bajo la ría que se han empeñado en imponer contra la opinión mayoritaria. Y nadie quería ver un equipo sionista en la vuelta ciclista y han obligado a que la gente se arriesgue a multas y a sufrir apaleamientos en manifestaciones para que finalmente se empiece a reconocer que ahí hay un problema.

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