Javier Milei llegó al poder con la promesa de usar una motosierra contra el Estado inflado de Argentina. Dos años después, los mercados están encantados con los números, pero los argentinos están agotados por el costo. Talleres cerrados, boletos de autobús más caros y sueldos menguantes definen a un país que contiene la respiración antes de las elecciones de medio término, donde la paciencia podría finalmente agotarse.
Simbolismo de la motosierra, realidad de la terapia de choque
La imagen quedó grabada en la memoria argentina: Milei, con chaqueta de cuero, levantando una motosierra rugiente sobre su cabeza en un mitin en San Martín, rodeado de banderas y celulares. “No tijeritas para la casta”, dijo a la multitud. Argentina, afirmó, necesitaba una amputación.
Cuando asumió el cargo, l