Bolivia se encamina a un nuevo ciclo económico tras 20 años de estatismo en el poder, un cambio reflejado en el actual proceso electoral e impulsado por la necesidad de resolver la crisis en el país, que a septiembre acumula una inflación de 18,33 % y cuya deuda externa hasta agosto llega a 13.741,7 millones de dólares, un 23% del PBI.
El cambio del modelo económico defendido por los Gobiernos del hoy oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) es inminente, pues así lo requiere la urgencia del día a día, algo que fue propuesto -aunque con distintos matices- por ambos candidatos en la contienda electoral que concluyó ayer. El giro implica no solo reducir el Estado sino además acudir a financiadores como el FMI, evitado históricamente por el MAS.
El Gobierno de Luis Arce, que entregará